Me has acompañado en los momentos más importantes de mi vida, has sido mi norte en más de una ocasión, has sido calma en momentos de frustración y caos. Quizás tus palabras han sido más que sonidos en mi cabeza, por eso cada vez que hablamos siento que nada podrá suceder, eres mi seguridad y un gran pedazo de mi vida, ocupas un lugar enorme en mi corazón y no hay día en que no tenga miedo por ti porque nunca sabré que nos depara el mañana. Pero más que mis miedos y los tuyos que deben ser los mismos no hay día que pase en que no te piense en que no quiera sentirme chiquita en tus brazos.
Muchos recuerdos y miles de fotos, desde siempre y hasta hoy, costumbres de dos, secretos de dos, bromas y cosquillas a discresión, esos juegos toscos en donde sea y esas tardes en parques y muchas tardes más de invierno caminando en la playa, paseos, juegos, accidentes, helados y carcajadas. Porque si pienso en ti pienso en esa sonrisa y en esa carcajada burlona de un niño de 3 años, mi cómplice en travesuras de adultos y de días de tele tirados en mi cama, el tiempo se detiene cuando llegas y no existe más nadie cuando sé que estarás aquí.
Es cierto te quiero demasiado ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario